Históricamente, el derecho de autor ha sido materia de abogados: un saber enrevesadamente técnico, encriptado en un lenguaje árido, donde el número de supuestos potenciales a considerar es tan alto, que en muchas ocasiones es imposible tener certeza respecto al estatuto legal de una obra, incluso para aquellos que saben de estas cosas.

Durante mucho tiempo esto no representó un problema mayor, puesto que la vida cotidiana y los problemas derivados de las restricciones del derecho de autor raramente se encontraban. Evidentemente esto cambió con la masificación de las tecnologías digitales e Internet; la posibilidad de copiar, usar y compartir contenidos de forma simple, barata e inmediata nos ha hecho convivir a diario con las normas de copyright, lo que sumado al énfasis de protección maximalista de la gran industria del entretenimiento ha generado que gente común y corriente se haya visto en medio de litigios legales por actos que en otro tiempo habrían pasado desapercibidos: cuando una madre subió a Youtube un video de su pequeña hija bailando al ritmo de una canción de Prince, recibió una notificación de infracción de derechos.

Este absurdo ejemplo grafica dos de los grandes problemas con el derecho de autor hoy. En primer lugar, se trata de un régimen desbalanceado que no considera los legítimos intereses de los usuarios de las obras y que avanza hacia un modelo cada vez más restrictivo, donde los plazos de protección aumentan progresivamente y menos obras entran al dominio público.

Por otra parte, se genera un clima de paranoia y miedo, donde el desconocimiento de la ley,  su propia complejidad y el gran número de incertezas que presenta, desincentiva iniciativas valiosas.  Se trata de una disyuntiva  a la que deben enfrentarse principalmente directores de archivo, bibliotecarios, compiladores y todos aquellos preocupados por documentar y preservar el quehacer cultural de un país, una región o el mundo; y también aquellos empecinados en transformarlo y crear nuevas obras

Consientes del inmenso valor que tienen esfuerzos de este tipo, hemos querido ayudar aportando mayor claridad respecto al estatuto de protección de una obra desde la normativa chilena. Para ello, hemos creado un set de diagramas de flujo que, a través de una serie de preguntas, ayudará a determinar si una obra mantiene restricciones de uso vigentes o ya es parte del dominio público y puede ser usada con libertad.

Diagrama de flujo, para obra literaria, artística o científica.

El set se compone de cinco láminas, diferenciadas por tipo de obra: literaria, artística o científica; fonograma; emisión de radio o televisión; interpretación o actuación, y programa computacional.  Para usarlas es necesario conocer algunos datos respecto al autor de cada trabajo, como la fecha del deceso en caso de que haya muerto, la fecha en que la obra fue publicada y, en algunos casos, incluso si tuvo hijas.

Debemos advertir que no siempre es un ejercicio simple y que, a pesar de nuestro esfuerzo, en ocasiones las dudas persistirán. Pero se trata de una herramienta útil para poder lograr despejar las primeras dudas y orientar una investigación en mayor profundidad, en caso de ser necesario.   

Puedes descargar el set de diagramas de flujo acá.